¿Sabías que el origen de la industria textil chilena está en el trabajo telar de los pueblos indígenas? Muchos años después, recién a fines del siglo XIX comenzaron a desarrollarse pequeñas industrias textiles que tendrían su momento de mayor apogeo a mediados del siglo XX, con el relevante rol que jugaron los trabajadores e inversionistas […]
¿Sabías que el origen de la industria textil chilena está en el trabajo telar de los pueblos indígenas? Muchos años después, recién a fines del siglo XIX comenzaron a desarrollarse pequeñas industrias textiles que tendrían su momento de mayor apogeo a mediados del siglo XX, con el relevante rol que jugaron los trabajadores e inversionistas inmigrantes. Esa bonanza duró hasta los años de la dictadura en la década de los 70, cuando dejó de existir el régimen proteccionista y la industria textil de nuestro país decayó en detrimento de las importaciones y del mercado global.
Yarur Manufacturas Chilenas de Algodón, Manufacturas Sumar, Caffarena y Molleto hermanos, entre otras marcas en manos de extranjeros -árabes e italianos- que son parte de nuestra historia y de nuestra vestimenta, aparecieron gracias a las nuevas políticas económicas y la expansión de una industria textil más moderna.
Se dedicaron a la producción masiva de paños y telas de lana y algodón y a las nuevas fibras sintéticas de rayón y nylon. De forma complementaria, surgieron empresas dedicadas a la fabricación de botones, cierres, medias y calcetines. Tanto fue este éxito que a fines de la década de 1960 la industria textil y del vestuario logró abastecer el 95 por ciento de la demanda nacional.
Sin embargo, la dura competencia externa de los mercados extranjeros y las políticas económicas sobre la industria textil llevaron a que esta parase las máquinas y cerrase sus puertas; lo que antes era producción local se transformó en importación de vestimenta y textil.
En Moda Chile contamos con marcas que están trabajando por no dejar en el olvido este pasado glorioso y aunque las fábricas que aun confeccionan textiles en el país son casi inexistentes, siempre hay excepciones en donde ir a buscar esa distinción única y con historia.
Ruka Relmu, por ejemplo, es un proyecto creado por la diseñadora Karla Arraño, una marca de vestimenta femenina inspirada en el diseño atemporal, en la pausa y el espacio. Algunas de las telas utilizadas por Karla son heredadas y otras, como los paños y los hilados son de fabricación nacional, encontradas en tiendas antiguas que atesoran metros de historia, y las lanas son de artesanas que hilan a mano.
Las prendas versátiles de la diseñadora francesa afincada en Chile, Florence Collin, nacen de la comodidad y funcionalidad del tejido de punto. En el año 2009 montó un pequeño taller de investigación con máquinas de tejer semi profesionales – las que permiten una manipulación directa de la materia y experimentar diferentes técnicas y resultados. Florence -a través de su marca homónima- utiliza materiales naturales, reciclados o fabricados en las industrias locales, tales como la alpaca, lana merino, viscosa, algodón y lino.
Hablar del sello de Leonora Musri es cuidado por los detalles, sinónimo de volúmenes, paleta de colores radiantes, y de uso de telas nobles -muchas de ellas tesoros antiguos recuperados-.
Y en GalgaStudio la característica distintiva de la marca es el uso de materiales 100% naturales de origen vegetal o animal, en su mayoría rescatados de saldos de la industria textil nacional, lo que no solo contribuye a la reducción de residuos, sino que también les da a las prendas un carácter único y auténtico, promoviendo a la vez un consumo de moda más consciente.
En la sección de biografías podrás más casos en donde la producción textil nacional y la recuperación de telas con historia sean el rasgo diferenciador de la marca.